Primer chapuzón en el festival Río Babel 2017
Madrid en verano es asfixiante. Las fosas nasales se secan nada más poner un pie en la calle y es inútil darse duchas de agua fría. En esa situación, que podríamos tachar fácilmente de extrema, los madrileños continúan con su día a día, esperando las ansiadas vacaciones.
Sin embargo, a veces alcanzan un oasis en el desierto, como es el caso del fin de semana de 13, 14 y 15 de julio. El IFEMA se convirtió en un fresco paréntesis musical para las más de 25.000 personas que asistieron al Festival Río Babel, celebrando su primera edición.
Nadar en la música hispana
El Río Babel aunó música española, europea y latinoamericana de diversos estilos, reuniendo en dos únicos escenarios, uno al lado de otro, a artistas como Macaco, Mala Rodríguez, Estopa, Novedades Carminha, Goran Bregovic, Aterciopelados, Los Fabulosos Cadillacs, La Pegatina, Systema Solar o Amparanoia.
Y, por supuesto, siguiendo con la idea de reflejar el mundo hispano, la gastronomía no fue menos: salchipapa, tacos, choripan, arepas… Una pequeña muestra de lo que se cuece en los países latinoamericanos era la oferta para reponer energías.
El Río Babel apostó por la electrónica para cerrar los tres días de festival: Cero 39, Meneo, Guacamayo Dj’s, Nicola Cruz y Chancha Vía Circuito se pusieron al mando de las mesas para hacer bailar a los asistentes hasta las cinco y media de la madrugada. Nicola Cruz (Ecuador) y Chancha Vía Circuito (Argentina) fueron los últimos en subirse al escenario, dos exponentes de la electrónica folclórica.
Chancha Vía Circuito: un cierre de festival para volver a los orígenes
Chancha (Pedro Canale) despierta la parte más primitiva de cualquiera de nosotros. Bailar sus ritmos electrónicos selváticos significa bailar alrededor del fuego, vibrando con cada uno de sus arreglos. Es sentir el impulso de nuestro yo anterior, el cual te atrapa desde el centro del cuerpo y libera poco a poco lo salvaje, aquello que nos une a la música como parte de nuestra historia. Percusión, folclore, sonidos naturales de aves, lluvia y cantos indígenas mezclados con una electrónica elegante que te transporta a un lugar en donde nada más que esos sonidos importan.
Su sesión en el Río Babel 2017, cierre de festival, fue, quizás, más cosmopolita que sus piezas más personales, como las que recoge en el álbum Amansara. Conseguía adaptarse así a un público diverso, el cual sucumbía sin descanso hasta el final, disfrutando de un sonido perfecto, a pesar de los problemas que surgieron durante otros conciertos como el de Residente o Systema Solar.
Finalmente, el Río Babel llegaba a su fin y los asistentes esperaban en la boca del metro a que este abriera sus puertas y, bajando las escaleras mecánicas, todavía apagadas, volvían a la realidad de la ciudad, dejando los ruidos de la selva en un rincón de su memoria.
Crónica escrita por nuestra colaboradora Andreia Agra (frufrüOrigami).
Fotografía de portada: www.facebook.com/FestivalRioBabel